Tuesday, July 17, 2007

Comportamientos extraños

Desde Texas me llega este texto tan personal. Gracias María Rosita.
Mr. Blue

Mi cabeza punza de tantos recuerdos encontrados, buenos y malos, quisiera no me perturbaran más y con esto poder descansar de ellos, al igual encontrar explicación a ciertos comportamientos de los cuales buscaba una respuesta.
Mi niñez guarda mucha amargura, pero también momentos de felicidad que me sostuvieron y me dieron fuerza para afrontar momentos difíciles. Cuando tenia entre cinco y ocho años me gustaba jugar a ser mamá imaginando que mis muñecos eran mis hijos, me visualizaba sola con ellos y me las tenía que arreglar para salir adelante como madre soltera. Ahora me explico porque lo hacía, veía el ejemplo de mi madre y ahora en mi vida adulta lo estoy llevando a cabo.
Pretendía hacerme responsable con mis muñecos algo que lo puse en practica un año después con mis hermanos cuando mi madre decido venir a los Estados Unidos. En la ausencia de ella sus responsabilidades las tome yo deje de ser niña y pase a ser madre de mis hermanos, mis deberes eran tener la casa limpia, lavar la ropa y no en lavadora era a mano como se usaba en esos tiempos, tener la ropa planchada y lustrar los zapatos, por la mañana me encargaba de vestir al más pequeño de mis hermanos y ponerlo presentable para el día de escuela.
Extrañaba a mi madre a pesar de los maltratos físicos y verbales que sufríamos a su lado, aquello era mejor que sentirme sola y arrimada.
Para sentir un poco de ella y buscar recuerdos sostenía su ropa y la olía por largos ratos para que el olor me acogiera en recuerdos. Ahora entiendo mi gusto de oler a las personas queridas, con esto guardo su olor para mis recuerdos.
Me la pasaba vagando no tenia a nadie a quien le importara, así que podía hacer y deshacer sin que nadie me digiera nada. Siempre fui una niña buena no me gustaba meterme en problemas, vivía el trauma de haber convivido con una persona muy agresiva y mejor optaba por no tener más agresión de nadie hacia mi persona. Me guié en desahogar mi soledad en el dibujo, cuando entré a la secundaria me inscribí en el taller de dibujo técnico uno de los talleres más difíciles por la matemática y precisión de los trazos, me enorgullecía cuando llegaban la calificaciones siempre era un diez en esa materia, me la pasaba horas y horas elaborando esas láminas de las cuales otros compañeros terminaban frustrándose, pero para mi eran un desahogo en la soledad de no tener una familia como los demás.
Esta es una página más de mi vida y con esto comprendo comportamientos de mi presente.
María Rosita Martínez

Friday, July 13, 2007

Pan y Circo

Odio el fútbol, algo que comenzó como deporte se ha acabado convirtiendo en un engañabobos sustituto de cualquier espíritu crítico; el fútbol es un ya un ente en sí mismo en el que veintidós personas persiguen a un balón que normalmente tiene más capacidad intelectual que todos ellos juntos.
Las camisetas se sudan, se sangran, se muere por ellas y los seguidores pagan pastones por un trozo de tela acrílica que te hace sudar aunque no te muevas; la ceremonia del partido en el campo conlleva el insulto, el nerviosismo, la alegría, la preocupación, el bocadillo del descanso, las pipas, la lata de refresco aderezada con una botellita en miniatura metida de estrangis en el estadio…
En casa miramos el altar del televisor desde el sofá, la cerveza, la pizza que pides para el descanso y que llega mediada la segunda parte, el cabreo, el grito de gol, el insulto al árbitro, los comentarios del Poli Rincón en el Carrusel Deportivo del tipo: "El balón es el único que no se cansa", "Hay que ir a degüello, ¡¡¡A degüello!!!", "Los diez primeros quince minutos" , "Esto es más aburrío que bailar con tu hermana...", "Hay que atacar por las dos bandas, sobre todo por la izquierda y la derecha", "Se ve borroso pero está clarísimo", "Es uno de los mejores madrices que yo he visto", "En el segundo tiempo esto va a cambiar, ya te digo si va a cambiar: Los de azul se pondrán en un lado y los blancos en el otro" ...
En el bar siempre tienes un cierto resquemor a que el resto del local sea del equipo contrario lo que te hace guardar silencio inicial hasta que ves que el porcentaje de seguidores de tu club te hace sentirte protegido.
El lunes en el trabajo las risas de tus compañeros que te preguntan: “Y el Atleti ¿Qué? Otra vez campeón de Europa, ¿No?”
Adoro al Atleti, fichajes millonarios que acaban echándose a perder por lesiones incomprensibles, estrellas de medio pelo que acaban sacados ebrios del Joy Eslava por directivos que terminan por contar la anécdota en la radio. Entrenadores que vienen y van, y van y vienen, a los que se cambia hasta en cuatro ocasiones en una temporada, proyectos inacabados y plantillas hechas de retales… el equipo que siempre pierde, hasta en las chapas. La victoria sabe tan bien cuando el Atleti gana… eso es algo que el seguidor de un equipo normal no puede comprender; para un colchonero (tiene tela el nombrecito ¿Eh?) una liga es como un cometa, tienes suerte si puedes ver tres en tu vida, y yo ya he visto una. Podré contarle a los hijos de mi hermana que vi como el Atleti ganaba la Copa del Rey y la liga en el mismo año, como si el Halley se hubiese cruzado con el Hale-Bopp la misma noche y uno hubiese estado allí de pura casualidad mirando al cielo con un telescopio sin ni siquera saberlo.
Un equipo que ha sobrevivido a las gestiones del doctor Cabeza y de Jesús Gil, que ha tenido a un cantante como portero, a Kiko Narváez, y al mismísimo y grandísimo Mick Jagger del fútbol: Paolo Futre, un luchador que se fumaba dos paquetes de Winston al día; el equipo que vio nacer como futbolista a Raúl, sí el tipo que escribe libros pero no lee… El Atlético de Madrid.
Jugaste a la bola, jugaste al balón
y en el primer tiempo marcáronte un gol…
Sandalio Rodríguez

Wednesday, July 04, 2007

Jugamos como nunca, perdimos como siempre...

"Recuerdo aquella tarde perfectamente, tres golazos no se olvidan así como así- aquel número 9 hizo maravillas en un campo embarrado y con dos de los mejores defensas de la liga… se llamaba Hassan Maher y dicen que era un gran piloto de cazas.
Al final, todos aplaudimos y el nos brindó una de sus pocas sonrisas, ya que era famoso por su timidez. El primero fue de cabeza en un corner… elevándose por encima de todos y con una pelota picada al suelo. En el segundo se fue de cuatro jugadores y le hizo una vaselina al portero pero el tercero… hizo una chilena desde la media luna del área grande y entró por toda la escuadra, fue precioso… Hassan era todo un campeón.”
Una crónica deportiva remota de Javier Morales y sus Ecos de Sociedad para The Constant Sorrower.

Muchas gracias, Doctor X.